Estaba en mi lecho inquieto… no podía dormir… la noche era
estrellada y el frío desolador… de repente cerré los ojos y sentí que la
ventana de mi cuarto se abría e ingreso un frío tan helado… mi piel se comprimió
a mis huesos y mi corazón por poco deja
de latir…
Al abrir mis ojos vi a una mujer parada frente a mí, su cuerpo era como de aquellos cuadros que
pinto da vinci… más su mirada era ardiente… estaba desnuda frente a mi… poso su
cuerpo junto al mío… se sentía fría… pero su aliento era de fuego…
En el frío de su cuerpo puse mis manos… recorrí cada centímetro
de su piel… sus pechos eran hermosos y mis manos encajaban perfectamente en
ellos casi como si hubieran sido moldeados para mi… sus piernas eran largas y a
la vez tan suaves que mis manos se deslizaban como la suave seda…
Subí en su cuerpo para cabalgar cual yegua salvaje… su
vientre pedía ser visitada por mi carne y pude sentir un gemido casi sepulcral…
en cada movimiento que daba el cielo oscurecía y la tierra temblaba… los
gemidos fueron mezclándose con los relámpagos parecía que en el cielo estaban
conspirando… nuestros cuerpos temblaban y se humedecían el sudor se perdía con
el aguacero…
Tome sus manos y el éxtasis de nuestros sexos se comprimían y
ya extasiados los líquidos de nuestros cuerpos se unieron con un te quiero…
Entonces desperté y mire por todos lados… que locura la
muerte me vino a llevar a la tumba y yo la he violado…