Cada noche se siente más fría, el silencio es más vinagroso que otras noches, veo por todos lados y solo se escucha mi respiración interrumpir mis pensamientos… la soledad me aqueja y se derrite como velas encendidas en un ritual a mi dolor…
Cada noche que paso en esta habitación converso con las almas de mis tristes recuerdos, que en la soledad de la noche vienen a reclamar mis tristezas, invocando un sentimiento perdido o burlado por mi forma de vivir…
Cada noche me doy cuenta que me estoy quedando solo, me miro al espejo y es mi reflejo envejecido y mi mirada ojerosa que me advierte que el tiempo paso y solo tengo la nada…
Cada noche me reclaman mis pensamientos, me someten y me enfrentan a mi pasado, me invitan a beber el trago amargo de la soledad…
Cada noche le pregunto a la oscuridad y me bebo ese trago amargo que significa la nada, al ver mi piel marchita y me hundo más en el silencio…
Cada noche la soledad y el silencio me entregan como ofrenda al dolor… y me empujan a un abismo, en ese agujero oscuro donde se pierden mis lamentos…
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